Se aportaron datos clave sobre algo que hasta ahora se desconocía: el entramado financiero para llevar a cuentas externas millones de dólares de la corrupción.
Existe un testimonio hermético y clave en la causa de los “cuadernos”: la confesión aún secreta del empresario Juan Chediack. Clarín confirmó que allí se detallan formas, reuniones, porcentajes, funcionarios y una conclusión categórica: menciona que Cristina Kirchner estaba al tanto y conocía el sistema de pago de las coimas.
Chediack también aportó datos claves sobre algo que –hasta ahora– se desconocía: el entramado financiero para llevar a cuentas externas millones de dólares de la corrupción. El empresario de la construcción cita a un banquero como el “cerebro financiero” del blanqueo de la mega-corrupción.
El detalle del testimonio lo conocen sólo dos personas: Claudio Bonadio y Carlos Stornelli. Pero los ejes de su contenido circulan al “máximo nivel” de hombres de negocios. Clarín consultó a Chediack, quien no desmintió nada y lacónico respondió: “Estoy bajo secreto de sumario”.
El hermetismo sobre su confesión obedece a una cuestión central: por la magnitud de los dichos, Bonadio decidió instrumentar diligencias judiciales y urgentes medidas de prueba. En otras palabras: no quieren que una filtración afecte una eventual detención e inmediatos allanamientos en la City porteña.
Ambos -juez y fiscal- califican la confesión de Chediack como la de mayor aporte a la causa, junto con la de Carlos Wagner y Claudio Uberti. Se trata del “tercer testigo-arrepentido clave”. Pero en sus reuniones privadas insisten en una cuestión: es la más sincera de las tres y aporta muchas precisiones sobre el “Club de la Corrupción”. Chediack reconfirmó que Julio de Vido era el cerebro del sistema de pago de las coimas.
Pero fue preciso al indicar lo siguiente: que Cristina estaba al tanto de toda la operación y sabía perfectamente cómo era la recolección de los sobornos. Así, es el primer empresario que menciona a la ex Presidenta con nombre y apellido. Wagner sólo dijo: “Era plata para arriba”. También habría dicho que el cerebro financiero de la operación era Ernesto “Cabezón” Clarens. Un financista menemista, que fue crucial para Néstor Kirchner. Lázaro Báez lo acercó al ex presidente y Clarens giró al exterior millones de dólares –según consta– en la ruta del dinero K.
Según Chediack también sería clave en el plan sistemático de coimas. Además, habría otro financista nombrado. Clarens armó con Kirchner la financiera “Invernes”. Es un juego de palabras: algunos dicen que quiere decir “Inversiones Ernesto” y otros que significa, directamente, “Inversiones Néstor”.
Bonadio habría decidido un conjunto de pruebas por los dichos de Chediack y junto a Stornelli evalúan citar a, por los menos, una docena de nuevos empresarios. Aún ambos no tienen decidido si también van a citar –-y en calidad de qué– al empresario Nicolás Caputo. Es conocido que el amigo del Presidente tenia una relación directa con De Vido y que tuvo mucha obra en Nación y Ciudad. Este jueves, Enrique Pescarmona –que está en Europa– decidió cambiar su pasaje: pidió no tocar Buenos Aires y volar directo a Chile.
Chediack fue el sucesor de Wagner como titular de la Cámara de la Construcción. Aldo Roggio también fue presidente de la CAC. La declaración de Luis Betnaza tiene un dato claro: asumió la exclusiva responsabilidad de los pagos de Techint y así liberó a Paolo Rocca.
En la última reunión de ministros, el Presidente se manifestó preocupado por el impacto económico del “Lava Jato argentino”. Eso desmiente lo que dicen –en forma temeraria- algunos funcionarios: que Macri goza en la intimidad las penurias que viven varios integrantes importantes del Círculo Rojo.
En ese encuentro de ministros se comentó que hay una firma argentina que podría tener serios problemas cuando se ventile el “caso Odebrecht”. Ya varias lo tienen con la SEC de EE.UU. Argentina, en realidad, enfrenta un problema central: los bancos internacionales ya comunicaron que no financiarán la obra publica y los planes PPP en consorcios con empresarios involucrados en la corrupción.
En otras palabras: la financiación se cerró y eso traerá mas recesión. Por eso, Macri bendijo la misión oficial a Manhattan que lideró Mario Quintana. El principal objetivo: tratar de diferenciar la investigación argentina de lo ocurrido en Brasil. Quintana no es el mejor interlocutor. Su elección provocó ruidos en el Gabinete y para Wall Street el vicejefe de Gabinete es –junto a Federico Sturzenegger– uno de los grandes responsables de la crisis económica que vive ahora la Argentina.
La misión se encontró con una opinión que los fondos de inversión ya manifestaron en sus “papers” secretos: que hay dudas de que la Argentina tenga en el futuro el dinero para abonar los vencimientos de la deuda y especulan que podría volver a incurrir en una reprogramación de pagos.
Exactamente las versiones surgen por esto: faltarían unos 8.000 millones de dólares para cerrar el plan financiero. Las medidas –que anticipó en exclusiva Clarín— de Luis Caputo sobre las Lebac, y el abrupto guadañazo fiscal de Nicolás Dujovne apuntan a despejar ese horizonte. En el exterior quieren una decisión política para dejar de especular con un derrape argentino. Se lo dijeron en la cara a Quintana: Wall Street pretende saber si Macri podrá ahora acordar un Presupuesto que asegure cumplir la meta fiscal.